miércoles, 21 de enero de 2009

Moneda de cambio

Argentina cambia pesos por caramelos

El 80% de los ciudadanos acepta como vuelta golosinas en vez de dinero cuando paga en los comercios ante la gran escasez de monedas

Quien compre un chocolate, un alfajor de dulce de leche, un refresco, cigarrillos o condones en los típicos kioscos de Argentina sabe que casi seguro el vendedor le preguntará: "¿Te doy el vuelto en caramelos?". Al compás de la inflación, primero escasearon las monedas de 10 centavos, después las de 25, las de 50 y ahora hasta las de un peso (equivalentes a 22 céntimos de euro). Por eso, ocho de cada diez argentinos aceptan que los comercios les devuelvan sus centavos convertidos en golosinas, según una encuesta difundida esta semana por TNS Gallup.

Pero la falta de monedas no sólo se percibe a la hora de ir al kiosco, sino sobre todo cuando se quiere viajar en el transporte público. Sucede que en Buenos Aires el billete de bus sólo se puede pagar con monedas. Para desgracia del usuario, cada vez se necesitan más monedas para movilizarse: el billete, que hasta hace dos años costaba 75 centavos, desde enero vale 1,10 pesos. Antes, aquel que portaba sólo billetes solía ir al kiosco a comprarse goma de mascar o bombones para conseguir el cambio en monedas y así poder viajar en transporte público. Pero además de encarecer indirectamente el transporte, esa práctica devino imposible porque los puntos de venta carecen de cambio: el cliente que no acepta los caramelos adicionales no puede comprar lo que realmente desea. Sólo tres líneas de buses de Buenos Aires han creado tarjetas de 5 y 10 pesos para que los usuarios viajen con ellas.

La escasez de suelto se ha comenzado a percibir en los últimos tres años en toda Argentina, a medida que se agravaba la inflación. Un informe de la Defensoría del Pueblo de este país denunció en noviembre que "los aumentos de algunos precios por la inflación determinaron que hicieran falta más monedas para viajar o comprar en un comercio".

Carteles pegados en las ventanillas donde se venden billetes de metro anuncian que "no hay monedas" y en las del tren también piden al usuario que "colabore con el cambio" o "pago exacto". Al menos en esos dos medios de transporte se acepta el pago con billetes. Los taxistas, así como los supermercados, muchas veces se resignan a cobrar números redondos y regalan los centavos al consumidor. En otros comercios las pequeñas ventas se frustran por la ausencia de cambio. El año pasado, ante la falta de monedas, una autopista de Córdoba comenzó a dar el cambio del peaje con tiques utilizables para futuros pagos en ese camino, pero la furia de los conductores frustró el mecanismo a los pocos días.[...]


La noticia está sacada de El País.